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La “movida” puede comenzar este mismo viernes y prolongarse hasta finales de julio. La plantilla, psicológicamente castigada y claramente harta, deberá lidiar, dentro de unos días, de manera abierta, con las reacciones y casuísticas derivadas de la valoración, canje y liquidez de los híbridos: participaciones preferentes y deuda subordinada. Es decir, los trabajadores nos tendremos que enfrentar con las protestas de los afectados.

Por si fuera poco, la dirección de la entidad financiera nos dice que, el hecho de que dentro de pocos días algunos pasen a engrosar las listas del paro, “no debe ni puede ir en detrimento de la profesionalidad de una plantilla” a la que, sorprendentemente, reconoce un alto grado de talento.

A pesar de los cantos “oficiales” que hemos escuchado sobre la capitalización, saneamiento, fortaleza y liquidez del banco, lo cierto es que la situación se complica cada día que pasa. 

Lo peor que nos podría pasar es que los propietarios del banco se crean que los trabajadores y trabajadores somos tontos. La profesionalidad de buena parte de la plantilla está sobradamente demostrada; por el contrario, hace años que la competencia de los directivos brilla por su ausencia.