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Tras meses y meses envueltos en rumores de fusiones y nuevas uniones entre bancos de mediano tamaño, ha llegado 2016, año que será clave para definir el mapa del sector financiero. 

Entidades como Bankia o BMN se enfrentarán a un nuevo futuro que esperemos, al menos, no afecte a los empleados que ya han sufrido lo suyo con la crisis y sus consecuencias. En el primer caso, 2016 será probablemente el año de la conversión completa de Bankia en banco privado, sin la participación del Estado. Por su parte, BMN está preparando su salida a Bolsa, una operación que no será sencilla porque sus activos van menguando y va perdiendo atractivo; ahora tendrá que ganar valor durante los primeros meses para culminar el proceso con éxito. Podría darse el caso, incluso, de que su salida a Bolsa se retrase hasta 2017. También el futuro de Kutxabank también pasa por su salto al parqué así como el de Unicaja.

Mientras vemos que da de sí este 2016, las fiestas navideñas para despedir 2015 han supuesto un jarro de agua fría para los empleados de Bankia Bolsa (Beka Finance) a los que se les ha anunciado un ajuste de personal que afectará a un tercio de la plantilla formada por 71 trabajadores. La empresa ha decidido aplicar la tijera a los empleados, pese a que en 2014 duplicó el número de ejecutivos.

Contrataciones. Holanda es el país del mundo que más trabajadores está contratando, junto con China, Qatar y Polonia. El 79% de las empresas holandesas aumentaron sus plantillas en 2015 y se espera que en este 2016 las contrataciones mantengan esa tendencia, según recoge el informe Global Snapchot. España, sin embargo, se sitúa por debajo de la media mundial de contrataciones y sólo el 54% de sus empresas ha realizado incorporaciones recientemente, aunque las cifras mejoran respecto a meses anteriores.

IRPF. Con el nuevo año ha entrado en vigor la segunda parte de la reforma fiscal, que en el IRPF supone una nueva bajada de hasta un 3% en las retenciones de las nóminas, que se empezará a notar a finales de mes.

Comisiones. Además, las entidades han empezado a cobrar a sus no clientes por el uso de los cajeros automáticos. La imposición de esta comisión de entre 1 y 2 euros está llevando a los clientes a modificar sus hábitos como utilizar terminales que, aunque les pillen más lejos, no les obliguen a hacer ese desembolso.