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España es el país europeo en el que se han llevado a cabo más fusiones bancarias hasta el momento. Algunos analistas apuntan que estamos sirviendo de modelo para comprobar la reacción en las entidades y los mercados, para valorar las consecuencias de las agrupaciones de bancos, cómo afecta a la rentabilidad… En definitiva, para medir la efectividad de la unión bancaria.

Si bien coinciden en que se ahorran costes, lo que evidentemente implica, por desgracia, cierre de oficinas y pérdida de puestos de trabajo, otros señalan, además, que se corre el riesgo de oligopolio en el sector. 

Lo que parece claro es que en un futuro no muy lejano, no habrá más de diez entidades en nuestro país, una vez concluya el proceso de fusiones. 

En cualquier caso, las que queden tendrán que hacer frente al proceso de digitalización bancaria en marcha, los cambios en los hábitos de consumo de los clientes, la pérdida de reputación y los movimientos económicos tanto a nivel nacional como internacional, no sólo en un entorno europeo si no también norteamericano y asiático, sobre todo.

Según un reciente informe, Banco Popular, Bankia, CaixaBank, BBVA, Banco Santander, Sabadell y Bankinter son los bancos españoles que más valor han perdido desde sus máximos históricos. Precisamente, Bankinter está considerado uno de los más solventes y los analistas destacan su cuidada selección de clientes. En cuanto al índice de morosidad, las primeras posiciones las ocupan Popular, Sabadell y Caixabank; en el lado opuesto, se encuentran BBVA, Bankinter y Santander.