Las movilizaciones de protesta en torno a los EREs aplicados a la banca son cada vez más numerosas, y es que, al frente de las entidades, nos encontramos con directivos que ofrecen poco margen de diálogo y auténticas sangrías laborales. Nuestro sector siempre se ha caracterizado por mantener la paz social aún en los ajustes más duros, pero las injusticias que se producen cada día nos han llevado a alzar la voz y salir a la calle.
Desde CSICA hemos estado presentes en todos estos procesos y hemos ido viendo tristemente, como cada vez, las entidades intentan vapulear los derechos de los trabajadores ofreciendo condiciones ridículas y despidos totalmente injustificados.
Mientras en algunos procesos se ha paliado la conflictividad con indemnizaciones muy superiores a la media, la actual oleada de EREs está siendo fraguada en el yunque de la nueva reforma laboral. Como sabéis, la reforma establece una indemnización por despido de 20 días de salario por año trabajado, y un tope de 12 mensualidades.
El caso más austero lo estamos viviendo en estos momentos con la negociación del nuevo expediente de regulación de empleo (ERE) de Catalunya Banc en la que la dirección ha planteado como propuesta 2.453 despidos con el mínimo legal permitido
Solamente entre Bankia, Novagalicia y Catalunta Banc se acometerá, una vez que el proceso llegue a su fin, un recorte de más de 16.000 empleados. El mayor ajuste ha sido el realizado por Bankia, un total de 8.200 empleados que suponen casi un 35% de la plantilla que acumularon las siete cajas de ahorros en el momento de su fusión.
El mantenimiento del empleo es nuestra prioridad. Tenemos un caso de actualidad, el del Banco Sabadell, en el que la entidad ha propuesto retirar el ERE temporal que había anunciado para empleados a cambio de diversas medidas como congelar las aportaciones al fondo de pensiones o recortar días de fiesta en 2014 y 2015.
Desde CSICA seguiremos estando “al pie del cañón”, velando por los derechos nuestros trabajadores, que cada día se dejan la piel en sus puestos de trabajo. No nos quedaremos de brazos cruzados mientras contemplamos como los directivos se lucran a costa de hacer ajustes salariales y acometer despidos. Lucharemos y nos movilizaremos por lo que consideramos “un atraco a mano armada”.