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Es un derecho de los trabajadores reivindicar mejoras en sus condiciones laborales en el 1º de mayo. Pero es que, con la situación actual, es una obligación.

Sea cual sea el posicionamiento político de cada uno, lo que está claro es que cada vez son más los ciudadanos y las ciudadanas a quienes la crisis les está golpeando con fuerza, empujándolos al riesgo de una definitiva exclusión social.

En CSICA conocemos de primera mano situaciones angustiosas que afectan a nuestros propios familiares, o a clientes, que se han visto afectados por los desahucios, son titulares de productos híbridos, están en paro o en una situación de seria incertidumbre laboral.

La sociedad asiste perpleja a un sinfín de medidas, impuestas por los dirigentes políticos, que implican recortes en los derechos y las expectativas de los trabajadores.

La ingente aportación de recursos públicos (¡qué alguien deberá pagar!) destinada a sanear los bancos, no ha supuesto una fluidez del crédito que permita la financiación empresarial, especialmente a las pymes, imprescindible para capear el temporal, evitar los cierres y contribuir a la necesaria creación de empleo que disipe inseguridades y ayude, de una vez por todas, a la reactivación económica.

En CSICA seguimos creyendo que nada ha cambiado estos últimos años y nada hay, por tanto, que celebrar. Sí estamos convencidos, sin embargo, de que hace falta un cambio de rumbo. No caeremos en la fácil tentación de pregonar lo que creemos que debería hacer el gobierno que nos representa, pero, como organización sindical independiente, sí debemos advertirles que deben cambiar el rumbo o el país, con efectos inciertos, se estrellará.