No ha sido el único asunto de la semana pero sí el que más ha ocupado la actualidad. La venta de Catalunya Caixa al BBVA rompía con las previsiones de analistas, políticos, periodistas y expertos, quienes abogaban por el Banco Santander para quedarse con la puja. Por varias razones, entre ellas, su participación así en la reestructuración del sistema financiero español, que aborda su última etapa.
El FROB aceptó simplemente la puja más alta, de unos 1.000 millones de euros, y con ella Cataluña se ha quedado sin ninguna entidad bancaria pública. No obstante, es el Estado, y por supuesto los contribuyentes, los que hemos perdido la friolera de 11.500 millones al realizar la operación. “Una cantidad que se acerca a los recortes en sanidad y educación hasta 2013, que suman 13.800 millones”, indicaba El País este martes y que CSICA ya anticipó con anterioridad.
Finalmente Emilio Botín no ha formado parte de la privatización de las cajas españolas que se cierra sin la participación del Banco Santander. Hasta esta última gran operación, el rescate del sistema bancario ha necesitado de unos 40.000 millones para evitar la quiebra.
Recopilando, Caixabank adquirió Banco de Valencia y Banca Cívica; BBVA, se hizo con Unnim y ahora con CatalunyaCaixa; el Sabadell, con la CAM y el Gallego, la red de oficinas de Caixa Penedes de Cataluña y Aragón; Kutxabank, se quedó con CajaSur; Liberbank, con CCM; y Banesco adquirió Novagalicia. Además, el fondo estadounidense Apollo tomó el control de EVO Banco.
Y como parece estar de moda, la banca continúa pasando por los Juzgados. Esta semana hemos conocido que el Banco de España ya dudaba de la viabilidad de Bankia siete meses antes de nacionalizarla. Así lo señalaba el exdirector general de supervisión del Banco de España, Jerónimo Martínez Tello, quien declaraba como testigo en la causa que investiga la fusión y salida a Bolsa de las cajas de ahorro que formaron la entidad. Siete meses de nacionalizarla, o lo que es lo mismo, tras tres meses en Bolsa.
Aunque por supuesto un rescate bancario y una reestructuración bancaria no resulte tarea para cualquiera, lo cierto es que la serie de decisiones, muchas veces políticas, tomadas al respecto, vuelven a suponer una gran sacudida a la población. Por ello, CSICA insiste continuamente en la necesidad de tener presente a los que están más abajo a efectos de provocar en ellos el menor perjuicio posible. Esa debería de ser la principal preocupación.