Silvia Fernández del Rincón, vicepresidenta de FINE, lleva tres décadas trabajando en el sector financiero. Ha visto cómo ha evolucionado la sociedad, el mercado laboral y nuestro sector, y cómo las mujeres se han ido incorporando a un ámbito mayoritariamente masculino, hasta no hace tanto tiempo. Reconoce que se ha producido un cambio, pero que aún queda mucho camino por recorrer.
En esta entrevista desgranamos sus vivencias, su visión del entorno laboral más cercano y las dificultades para romper el techo de cristal que, afirma, “es sutil, pero muy real”.
- ¿Cómo empezaste y qué te llevó a trabajar en un sector, hasta hace relativamente poco tiempo, mayoritariamente masculino?
Este 2018 se cumplirán 30 años desde que empecé a trabajar en banca. Mi primer contacto fue como becaria de verano, con 15 años. Ya entonces mi padre trabajaba en el banco y, al cumplir los 18, y tras mi experiencia de los veranos, me presenté a las oposiciones. En esa misma convocatoria entramos más de 400 personas, de las cuales casi la mitad éramos mujeres en una entidad de poco más de 3.000 empleados y con un porcentaje muy pequeño de mujeres. A partir de ahí, el número de mujeres que han entrado en plantilla ha ido aumentando cada año.
Me gustaba el ambiente y la relación con la gente, aunque ahora el trato con el cliente no es igual. Los clientes, en general, han perdido la confianza que tenían depositada en nosotros, han trasladado la responsabilidad de la crisis a los empleados. Realmente, y tristemente, la imagen de la banca está muy deteriorada. Y la presión sobre el empleado ha sido y es voraz.
- ¿Has percibido directamente el cambio o la evolución de la sociedad, en general, y del sector financiero, en particular, en lo que se refiere a la inmersión laboral de las mujeres?
Sí, claro. El sector es también un reflejo de la sociedad y ésta, afortunadamente, ha ido evolucionando, aunque tenemos por delante camino por recorrer.
En mi caso, por ejemplo, al año de entrar en el banco me destinaron a una oficina nueva en Benalmádena. En aquella época, las oficinas en plazas nuevas se inauguraban con un pequeño evento al que invitaban a los empresarios locales, algunos de estos invitados me confundían con la azafata del acto, no creían que una mujer joven fuera trabajadora del banco.
Creo que el papel de la educación ha sido esencial, aunque todavía nos queda mucho trabajo por hacer. Actualmente, el trabajo fuera de casa está normalizado tanto para hombres como para mujeres. Sin embargo, aún en la mayoría de las ocasiones, en caso de tener que tomar una decisión sobre si continuar o no, suelen ser la mujeres las que renuncian.
- En tu caso, ocupas, además, un cargo directivo en una organización sindical. ¿También han cambiado los sindicatos? ¿Hay más presencia femenina?
En los sindicatos también es más visible la presencia masculina. Esta tendencia va cambiando aunque a un ritmo algo más lento.
En el caso de FINE, es una organización en crecimiento, que defiende los derechos de los empleados y empleadas del sector y que evoluciona al ritmo de la sociedad.
Es una organización joven y con gran potencial de crecimiento en la que se respeta la independencia y diversidad de las federadas que las componen. Es, realmente, una organización en la que me siento cómoda.
- ¿Has sentido la presión de ser mujer en un “mundo de hombres”?
La mayoría de las mujeres han sufrido presión en algún momento por el hecho de trabajar en un entorno laboral diseñado, en general, para el éxito de las personas con menos compromisos familiares.
Hasta no hace tanto, el cliente quería hablar con un “señor con corbata” y no con “una señora”, desconfiaban… Esto, afortunadamente, ha cambiado. En general, los clientes tratan por igual a empleados que a empleadas del sector financiero.
Sin embargo, sí es cierto que es más difícil para las mujeres llegar a las cúpulas directivas. El conocido como ‘techo de cristal’ es sutil, pero muy real. Podríamos llegar a decir que es nuestro mayor reto a batir en los temas de igualdad en nuestro sector.
La gran mayoría ocupa puestos técnicos intermedios y ven comprometida su proyección profesional porque se hace incompatible, en muchos casos, con los compromisos familiares.
Lo que sí es cierto es que cada vez se ve con mayor normalidad la presencia femenina en los centros de trabajo. Y, concretamente, en nuestro sector, afortunadamente, la mujer está bien valorada en cuanto a cualidad y capacitación, aunque, por otro lado, se le cuestionan sus prioridades.
- ¿Qué porcentaje de plantilla del sector son mujeres? Y de éstas ¿cuántas tienen cargos directivos?
En mi entidad, en Banco Sabadell, las mujeres representan el 50% de la plantilla, de las cuales algo más del 15% del total de la plantilla tienen un nivel igual o superior al de director de oficina. En el caso de los hombres es un 29,6% los que tienen un nivel igual o superior al de director.
- ¿Son útiles los planes de igualdad y de conciliación?
¡Y tanto! Son las herramientas que nos han ayudado a implantar mejoras en las condiciones para conciliar la vida laboral y familiar, permitiendo a muchas mujeres, mayoritariamente, no tener que renunciar a sus trabajos e implantar medidas de discriminación positiva para paliar las desigualdades. Aún así, queda una labor importante de implantación de estas medidas de conciliación entre la plantilla masculina, ya que siguen siendo las mujeres las que se acogen a ellas y no los hombres.
El mayor reto al que nos enfrentamos todavía es al prejuicio de que las mujeres serán las que verán afectada su carrera profesional por las cargas familiares, mientras que a los hombres no se les presupone un compromiso familiar de tanta dedicación. Esto va cambiando poco a poco, pero todavía faltan algunas generaciones para llegar a la plena y real igualdad. Si una mujer quiere hacer carrera en el sector financiero no tiene que renunciar a crear una familia, pero sí necesita ayuda externa para compaginar su vida profesional con la familiar.
- ¿Qué medidas harían falta?
Por ejemplo, ampliar el tiempo para cuidar a los hijos en caso de enfermedad sería una excelente medida de conciliación. Sería ideal que tanto el padre como la madre compartieran la responsabilidad real del cuidado de los hijos al 50%.
Queda mucho por hacer, especialmente a nivel de concienciación social, eso nos permitirá evolucionar. Se ha de empezar educando a los niños, se ha de hacer un esfuerzo para que los padres y madres, educados muchos de ellos en entornos machistas, crean en la igualdad para ser capaces de transmitirla a sus hijos e hijas.
- Si pudieras pedir un deseo ¿Cuál sería? ¿Cuál es tu máxima prioridad en igualdad?
La eliminación de cualquier diferencia en el mundo laboral y social por cuestión de genero. La igualdad real y efectiva en todos los ámbitos.