En Catalunya Banc los empleados están expectantes ante el resultado que pueda arrojar la negociación del ERE. Hay que reconocer que el comienzo no ha sido demasiado halagüeño. Debemos recordar que la plantilla de Catalunya Banc arrastra un largo historial de maltrato laboral, agravado ahora con esta nueva negociación, tras la llegada de BBVA a la entidad. Desde el principio, CSICA hemos tenido que pedir flexibilidad a la empresa para poder hablar e intentar llegar a un acuerdo. Sin embargo, no vemos que la empresa esté por la labor.
No estamos de acuerdo con tratar en el mismo escenario negociador el ERE que, en realidad, supondrá un ajuste de plantilla centrado exclusivamente en los trabajadores de Catalunya Banc y, al mismo tiempo, la homologación salarial antes de que se produzca realmente la integración en la empresa matriz y se concrete el posible tránsito a otras empresas del grupo. Estamos convencidos de que no es momento de perder el tiempo, pero no estamos dispuestos a negociar a cualquier precio.
El otro ERE en proceso de negociación actualmente es el de CaixaBank, donde los ánimos se han calmado un poco al retirar la empresa la salida forzosa de empleados inicialmente prevista. Lo que queda por determinar son las condiciones en las que saldrán los 750 trabajadores afectados por el Expediente de Regulación de Empleo.
En Liberbank están a la espera del fallo del Tribunal Supremo que se pronunciará el próximo 15 de julio sobre los recursos de casación presentados contra la sentencia de la Audiencia Nacional sobre el ERE. Desde CSICA esperamos que el TS resuelva el enredo laboral en el que se encuentra Liberbank, teniendo en cuenta que el Ministerio Fiscal ha rechazado todos y cada uno de los distintos motivos de casación expuestos por las partes, sindicatos y empresa, excepto uno interpuesto por CSICA.
Otras conversaciones que continuarán la semana que viene serán las del convenio colectivo del ahorro. El jueves habrá una nueva reunión con la ACARL en la que esperamos que, por fin, la patronal se siente a negociar con sentido común y propuestas serias para poder llegar a un acuerdo, sin dilatar más el proceso.
Mientras continúan los rumores de futuras fusiones, que, en el caso de la agencia Standard & Poor, atisba uniones de bancos medianos en 2016, la incógnita sigue girando en torno a si se implantará la jornada vespertina en la banca. Por un lado, han desaparecido entidades en los últimos años debido a la crisis y la reestructuración del sector y, por otro, se van modificando horarios que afectan a los trabajadores que han conseguido mantener su empleo. No es el único avance al que se enfrenta el sector al que se le pide más flexibilidad y en el que están cambiando algunas costumbres como la vestimenta, cada vez más informal, o el trato directo con el cliente por una relación paulatinamente más online.
Y esta semana se ha estado debatiendo sobre la viabilidad de la banca pública. El presidente de Bankia, Goirigolzarri, rechaza la idea porque no conoce ningún banco público que sea sostenible en el tiempo. El debate está servido.