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La revolución tecnológica es imparable. Y el sector financiero es uno de los más afectados por los cambios que se están viviendo, tanto que la nueva realidad tecnológica está marcando el futuro de las entidades, los sistemas de trabajo, el personal necesario, nuevos puestos de trabajo que implican nuevas cualificaciones laborales, sustitución de las tradicionales sucursales físicas por oficinas online, etc.

Es lo que ya se conoce como cuarta revolución industrial. Según algunos indicadores, el 65% de los estudiantes que inicia su educación primaria en estos momentos acabará trabajando en empleos que aún no existen, especialmente, en un sector en constante evolución como es el bancario.

De hecho, la recientemente creada Asociación Española de Fintech e Insurtech (AEFI) aconseja a los empleados de banca actuales que, para afrontar el cambio, se formen y reciclen para ser más competitivos.

Las ofertas de servicios financieros tendrán cada vez más presencia en la red e, incluso, los hay que se atreven a pronosticar que ése es el futuro y que desaparecerá el modelo de comercialización actual en oficinas con el cliente cara a cara. Aún habrá que esperar para comprobar si se produce este cambio, pero lo que es seguro es que los clientes del futuro, nacidos en la era tecnológica, tendrán una relación diferente con sus bancos.

Reestructuración. Según el informe de BBVA Research el sector bancario español ha reducido su tamaño en 662.000 millones de euros desde 2012 debido, fundamentalmente, a la fuerte reestructuración sufrida por la crisis de los últimos años que ha culminado con la desaparición de las cajas de ahorro.

Los números van mejorando y así lo demuestran los resultados. Sin embargo, próximas fusiones y cierre de oficinas siguen planeando en el ambiente.