En pleno proceso de negociación de los convenios colectivos de Ahorro y Banca, nos encontramos con el anuncio de recortes en diferentes entidades, Banco Santander y Unicaja. La debilidad del negocio por la menor demanda crediticia y los bajos tipos de interés, los mayores costes regulatorios y el proceso de transformación digital fuerzan a la banca a cerrar más oficinas y ejecutar más bajas laborales para mejorar la eficiencia y la rentabilidad.
Banco Santander ha dado el pistoletazo de salida a otra ronda de ajustes con el anuncio del banco de clausurar 450 pequeñas sucursales, un 13 por ciento de la red en España, con el consiguiente impacto sobre el personal.
También, la nueva España-Duero, absorbida por Unicaja, ha dado los primeros pasos para negociar otra reestructuración. Según apunta la entidad, esta medida es consecuencia tanto de los requerimientos de la Comisión Europea, como del contexto económico en que se encuentra el sector financiero. En 2013, la entidad alcanzó un acuerdo con CSICA y UGT para llevar a cabo un ERE de 1.230 empleados, frente a los 1.502 planteados de forma inicial. Pero se esperaba que salieran otros 400 empleados durante los próximos años……
En el aire queda por despejar también el impacto en Novo Banco (tiene unos 400 empleados en España) del recorte del 15 por ciento en la plantilla anunciado por el grupo en Lisboa.
El sector financiero ya ha sacrificado un tercio de la plantilla y de las sucursales desde el ejercicio 2008. El 35 por ciento de los despidos de la eurozona se localizan en España, con 74.854 de los 216.458 puestos de trabajo extinguidos durante la crisis. Pero supervisores y entidades asumen que el ciclo no se ha agotado, porque el sector arrastra un grave problema de márgenes. El servicio de estudios de las cajas Funcas ha estimado que las 31.021 oficinas y 194.688 empleados con que se cerró 2015 se quedarán en 28.000 sucursales y 180.000 trabajadores en 2019.
La razón de todos estos ajustes es que ahora toca impulsar la insuficiente rentabilidad del sector. La apuesta por la innovación y tecnología es imparable, pero sus frutos tardan más de lo deseable en llegar. A corto plazo, donde las entidades tienen capacidad real de maniobra, desgraciadamente se limita prácticamente a recortar sucursales y empleo. Las consecuencias serán poblaciones sin red y una gran incertidumbre en el entorno de las las plantillas ante su futuro.